Carta a mi enfermedad crónica
- Psicóloga Karina Moreno

- 21 may
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 27 may

A pesar de que te sospechaba desde hacía tiempo, ansiaba que no fueras verdad.
Llegaste a mí como una respuesta y una explicación que me dio tanta certeza como terror.
Certeza de saber que no alucinaba lo que mi cuerpo me decía que estaba mal, mis síntomas eran reales. Y terror de confirmar que padezco una enfermedad crónica que estará conmigo hasta el último día.
Y aunque con el paso del tiempo he ido aprendiendo a aceptarte e integrarte como parte de mi vida y de mi ser, debo decir que ya no te temo tanto como al inicio.
Por el contrario, una parte de mí te agradece haber llegado a cambiar mi vida, porque me abriste los ojos a una realidad en la cual yo no estaba viviendo sanamente, donde mis hábitos eran desastrosos y mi propósito se había perdido.
Hoy, aunque aún con dificultad para mantener mis hábitos al día, y con momentos de gran malestar físico, me quedo con la lección más grande que he aprendido gracias a ti:
"Nadie cuidará de mi como yo, y nadie hará por mí lo que solo yo puedo hacer: amarme, respetarme y decidir disfrutar la vida aún cuando sea difícil hacerlo".
No diré que es bueno que hayas llegado a mi vida porque estaría mintiendo. Pero sí sé que de algún modo me impulsaste a vivir con mayor responsabilidad y consciencia sobre mi propio cuerpo, mi mente y mis decisiones.
Ahora sé que tengo mayor dominio sobre mí misma del que creí tener, y estoy tranquila de saber que gran parte de mi bienestar físico y mental están en mis manos.
Hoy te digo, enfermedad crónica, que no eres bienvenida, pero no tengo otra opción más que abrirte las puertas de mi casa y permitirte que me acompañes hasta el fin.
Y después de mucho trabajo, ya no eres el centro de mi vida, sino una pequeña parte de ella que me recuerda cuidarme y velar por mi propio bienestar todos los días.
Hasta siempre.
Karina M. R.
.png)





Comentarios